Cuando se planean reformas integrales la primera sensación es la de un cierto vértigo: ¿por dónde empiezo? ¿Cuánto dinero voy a necesitar? ¿Qué permisos debo de gestionar? ¿Cuánto va a llevar realmente realizar el proyecto?
Todas estas preguntas se agolpan en la cabeza y hacen que muchas personas retrasen tanto como pueden este tipo de obras precisamente porque no saben ni por donde empezar. Por eso, vamos a tratar de hacer una guía que ayudará a orientarse en este terreno.
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Una visita al banco
A no ser que se tengan unos ahorros para hacer la reforma y no se piense sobrepasarlos, el primer paso antes de comenzar una reforma es acudir al banco para conocer las posibilidades de crédito. Muchas personas creen que el banco solo puede realizar un estudio cuando se le pide una cantidad determinada y, a partir de ahí, decir si se da o no se da y con qué condiciones. Pero no es del todo cierto. Muchas veces no se sabe a priori cuánto puede costar este tipo de obras o lo que se vaya a hacer en las mismas va a depender bastante de cuánto dinero se pueda conseguir.
Antes de ir al banco hay que hacer cuentas en casa y saber qué cantidad se podría pagar cada mes por la financiación de la reforma. Sabiendo esto, se puede hablar con el encargado de créditos del banco, el cuál puede orientarnos explicándonos los plazos máximos que tiene el banco para devolver créditos de ese tipo y cuánto es el máximo que podríamos conseguir con la cuota que estamos dispuestos a abonar. También puede realizar un estudio preliminar para decirnos si, dada nuestra situación económica, el banco aceptaría ese préstamo o tendríamos que pensar en una cantidad inferior para abonar cada mes.
Gracias a esto sabríamos ya de cuánto dinero podríamos disponer como máximo de financiación, lo cual sumado a los posibles ahorros daría el tope que tenemos para hacer la reforma integral.
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Una empresa de servicios integrales
Es el momento de pedir presupuestos. Pero antes de hacerlo podemos recordar todo lo que nos asusta de una obra: pedir permisos, contratar a diferentes profesionales, los plazos de finalización… Todo esto puede ser mucho más sencillo contratando a una empresa de servicios integrales.
Las empresas de servicios integrales ofrecen al cliente todo aquello que necesitan para la realización de la obra: gestionan los permisos, cuenta con arquitectos en el caso de que sea necesario un proyecto de obra, se encargan de la coordinación de todos los profesionales que tengan que trabajar en el proyecto y, por tanto, pueden garantizar plazos de inicio y de finalización de las reformas.
Desde luego, las cosas se simplifican mucho al saber que existen este tipo de empresas. Además, el precio final no va a ser nunca una sorpresa porque el presupuesto será por el total de lo que cueste la obra. Todo estará incluido, desde el pago de tasas hasta el alquiler de contenedores pasando por todos y cada uno de los trabajos necesarios.
Siempre se recomienda contar con varios presupuestos para poder comparar, pero es importante que las empresas que los ofrecen puedan avalar la calidad de sus trabajos. Es tan fácil como pedir referencias, algo que debería de ser lo normal pero a lo que mucha gente todavía no está acostumbrada.
Los presupuestos deben de estar bien desglosados. De este modo, si se pasan de la cantidad de la que se dispone para la obra será más fácil poder adaptarlos porque podremos ver en dónde es posible recortar. Por ejemplo, usando materiales un poco más baratos o renunciando a ciertos trabajos que no son imprescindibles para conseguir mejorar sustancialmente la vivienda.
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Fijar las fechas de inicio y de finalización
Una vez que se haya decidido con qué empresa se quiere trabajar es importante que todo se realice de forma legal. Esta es la mejor garantía para el cliente ya que contará con un contrato que podrá mostrar en caso de problemas o denuncias y con facturas que obligarán a la empresa a responder de lo que han hecho si algo no queda según lo acordado o si ocurren problemas achacables al trabajo durante los dos años siguientes a la obra.
En el contrato puede especificarse la fecha de inicio de los trabajos así como la fecha de finalización de los mismos. Esto es especialmente importante si la obra de reforma es en el hogar habitual, ya que habrá que dejarlo durante un tiempo y alquilar otro lugar para vivir. Este contrato debe de ser vinculate y fijar las indemnizaciones correspondientes en el caso de retrasos en la finalización de los trabajos.
¿Verdad que visto de este modo no es tan complicado afrontar una reforma? Ahora que lo sabes, puedes comenzar a dar el paso y mejorar tu casa.