Confort, ahorro y sostenibilidad en tu hogar
Más de 23 millones de viviendas en este país están consumiendo energía innecesariamente y son susceptibles de una rehabilitación térmica. Aprovechar un lavado de cara del edificio así como cualquier mejora en la fachada supone la mejor ocasión para incorporar un sistema de aislamiento térmico SATE.
De hecho, los SATE se utilizan en nuestro país desde hace varias décadas, aunque su utilización se remonta ya a los años 40 en Centroeuropa, tanto en nueva construcción como en rehabilitación de edificios.
¿En qué consiste?
Se reviste y aísla el exterior del edificio adaptándose a las geometrías del mismo, incluso a las más complejas, sin discontinuidad. Por tanto, cuando está correctamente concebido e instalado permite fácilmente resolver la mayoría de los puentes térmicos existentes.
Los sistemas SATE con un aislamiento de espesor óptimo aseguran drásticas reducciones de la energía disipada al exterior. Está demostrada la disminución del consumo de combustibles próximo al 30% y permiten un ahorro energético consistente y continuo (calefacción en invierno y aire acondicionado en verano). Se estima que la inversión realizada para la instalación del sistema se amortiza, de media, en los cinco años siguientes.
Ventajas de los sistemas de Aislamiento SATE
Confort térmico y reducción de la factura energética
Al reducir drásticamente la cantidad de calor que se pierde a través de la fachada, no experimentarás el ciclo regular de calentamiento y enfriamiento que se produce en el hogar cuando las paredes exteriores no poseen aislamiento. Disfrutarás de una temperatura más estable en tu vivienda y ahorrarás un 30% en tu gasto energético.
Revalorización de la vivienda
Son mucho más que la simple restitución de la fachada, ya que combinan la utilización de materiales de aislamiento térmico con revestimientos de acabado decorativo. Esta rehabilitación puede aprovecharse para recuperar la uniformidad estética en un bloque de edificios o barrio. Además, perdura con el tiempo, teniendo una vida útil de más de 20 años.
Favorecen la buena conservación de la estructura del edificio
Además de reducir los puentes térmicos, contribuyen al mantenimiento de los materiales de construcción a lo largo del tiempo e impiden la degradación causada por las oscilaciones de temperatura (grietas, fisuras, infiltraciones de agua, fenómenos de disgregación, manchas, mohos y la impregnación de la masa mural).
Atmósfera saludable interior
Sin la instalación de un SATE, la temperatura de las paredes interiores pueden ser lo suficientemente frías como para favorecer la condensación de la humedad de la atmósfera interior, estimulando el crecimiento de mohos y demás microorganismos. Con estos sistemas de aislamiento se reduce el riesgo de condensaciones no deseadas y las patologías ligadas a las mismas, ya que son impermeables al agua y permeables al vapor de agua.
Mejora de la protección acústica
El aislamiento acústico es especialmente importante en el caso de las viviendas, ya que son espacios de descanso donde no el ruido no nos debe perturbar. Estos sistemas solucionan el déficit en acondicionamiento acústico de los hogares.
No reducen el espacio habitable y en su instalación son mínimas las molestias
En su instalación el espacio habitable interior no se ve reducido y causa las mínimas molestias a sus usuarios (polvo, eliminación de escombros, simplificación de las fases de elaboración y disminución de los tiempos), permitiéndoles seguir viviendo en sus viviendas durante su incorporación en la fachada.
Respetuosos con el medio ambiente
Los SATE ocupan un papel fundamental para optimizar el consumo energético de los edificios y alcanzar los criterios de sostenibilidad. Reducen las pérdidas energéticas y reducen la emisión de emisiones de CO2. El uso racional de la energía disminuye los impactos negativos sobre el medioambiente y es una necesidad para nuestro futuro más cercano.